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Todos los días acontecen tantas cosas por encima de nuestras cabezas sobre las que no podemos decidir ni estamos capacitados para asimilar ni desviar siquiera su rumbo. ¿Hablo del destino? Palabra metafórica y literaria como pocas desde el principio de los tiempos orales y escritos. No la quiero pronunciar para no sacralizarla como suelen hacer muchos. Ni para hacerla propia. Hablo simplemente de la complejidad que nos desborda.